El golpe de calor en los perros ocurre cuando sube bruscamente la temperatura corporal, impidiendo la termorregulación del organismo y puede ser mortal.
Por esta razón debemos estar prevenidos ante cualquier indicio de que nuestro compañero pueda estar sufriendo alguno. Recordemos que el proceso de regulación de la temperatura perruna ocurre mediante los jadeos. Mientras que, en el caso de la sudoración, son las almohadillitas de sus patas las que se encargan, muy lentamente, de esta labor.
Algunos síntomas que pudieran presentar, en caso de estar sufriendo un golpe de calor serían un jadeo excesivo, respiración sobresaltada, aumento del ritmo cardíaco, lengua que se torna azul a causa de una oxigenación deficiente, convulsiones, vómito, diarrea y hasta pérdida de conciencia.
Asimismo, hay caninos más propensos que otros a sufrirlo, dependiendo de si son cachorros o muy mayores, de su contextura física e incluso de la forma de su hocico; ya que algunos muy chatos pueden impedirles respirar con normalidad.
Algunas precauciones a tomar son:
- Evitar salir a pasear con el perro en las horas más calientes. Procurar hacerlo a primera hora de la mañana o al final de la tarde, cuando ya las temperaturas hayan cedido un poco.
- No dejar a los perros en lugares calurosos. Dejarle las ventanas abiertas, habilitarle una sombra si estamos en la calle y si viajamos en coche procurar que esté bien ventilado. Bajo ningún concepto podemos dejarlo en el coche.
- Supervisar que se hidrate siempre que sea posible. Bien sea fuera de casa, o en ella, debemos procurar que beba agua la mayor cantidad de veces que esté a nuestro alcance.
Si aun habiendo tomado estas medidas, nuestro perro presenta los síntomas que indicamos anteriormente, debemos actuar de inmediato.
¿Qué hacer si mi perro sufre un golpe de calor?
Si sentimos que nuestro perro está presentando síntomas de un golpe de calor lo primero que debemos hacer es intentar bajarle la temperatura. Podemos buscar una sombra, darle de beber agua, refrescarle con compresas de agua fresca que llevemos o incluso, si estamos cerca de algún río o fuente, bañarlo lentamente. En caso de tener esta alternativa, es necesario recordar que el refrescamiento debe ocurrir de manera paulatina. De lo contrario, ocasionaríamos un shock por la diferencia de temperatura en el cuerpo.
No obstante, si los síntomas persisten, debemos procurar llevarles al veterinario lo más pronto posible, de forma que puedan estabilizarle y regular su temperatura corporal.