Todos sabemos que nuestro planeta nos está enviando señales, algunas de ellas alarmantes, que nos hacen replantearnos realmente nuestro modo de vida así como los actuales sistemas de producción intensiva. Pero, ¿sabías que la industria cosmética convencional es una de las grandes contaminantes?
Los productos de higiene personal tanto para nosotros como para nuestras mascotas, son productos de uso diario. Todos los días utilizamos geles, champús, perfumes, pasta de dientes, etc. que finalmente se filtran por el desagüe de nuestros hogares, llegando directamente al mar, muchas de sus partículas que lo componen.
Los últimos estudios presentados por el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua, organismo perteneciente al Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) no arrojan datos muy esperanzadores. Los productos de higiene personal y de nuestras mascotas afectan directamente sobre el medio ambiente. En un estudio de 2017 ya se confirmó que en los huevos de las aves del Parque Nacional de Doñana, se encuentran concentraciones significativas de sustancias bactericidas y repelentes, utilizadas en productos cosméticos. La presencia de estos compuestos en los huevos indica que existe transferencia materna y que su presencia en huevos de especies de aves que se alimentan de huevos sugiere la transferencia de contaminantes a través de la cadena trófica.
Dos años después de que este estudio fueses publicado por el CSIC, en 2019 la palabra del año fue “microplástico” y con razón. Estos plásticos que llegan hasta el mar y nuestros ríos, no provienen sólo de objetos sólidos, sino que también provienen de nuestra cosmética.
Los microplásticos de la industria cosmética convencional
¿Cómo puede ser que un cosmético se convierta en un microplástico, o un nanoplástico? El secreto, como casi siempre en el mundo de la cosmética, está en la fórmula. En la industria convencional de los productos de higiene tanto para personas como para mascotas se utilizan multitud de ingredientes que no son biodegradables, como por ejemplo las siliconas. Este ingrediente proveniente del silicio no es biodegradable. Por tanto, cuando utilizamos un producto cosmético con siliconas, éstas van directamente a nuestros ríos y mares. Con el desgaste mecánico y el paso del tiempo, estas partículas cada vez se van haciendo más pequeñas, llegando a convertirse en minúsculas en escalas de micro y nano. De esta forma, acaban siendo ingeridas por la mayoría de organismos acuáticos y contaminando el medio.
Nuestras acciones afectan directamente e indirectamente a la naturaleza. El ser humano es sólo una de las millones de especies que habitan en ella, pero sin embargo parece que consideramos tener el control sobre el resto.
¿Crees que nuestro planeta llegará un día que diga “basta”?
En Bopp Soul creemos que ese día ya llegó hace mucho tiempo, pero las empresas de cosmética convencional siguen haciendo oídos sordos.
Uno de nuestros valores principales es la utilización exclusiva de ingredientes que sean 100% naturales pero también que cumplan con la condición de ser biodegradables. Creemos firmemente que para que exista un cambio en el paradigma del consumidor es necesario que las empresas sean las que den el primer paso. Por ello, con Bopp Soul conseguimos ser la primera marca de cosmética para mascotas con una certificación ecológica y natural.
Para no seguir contaminando nuestro planeta, ni sus ríos ni mares, toda nuestra cadena de producción desde la obtención de materias primas, cultivos botánicos y fabricación de nuestros productos para mascotas es llevada a cabo de forma ecológica, sin la utilización de ingredientes ni productos que dañen el medio ambiente. Este proceso de fabricación sostenible se lleva a cabo bajo la rigurosa acreditación ecológica de ACENE. Esta certificación natural y ecológica la encontraras en el envase de todos nuestros productos.